9.22.2011

Jessica Dimmock



La galería Cero de Madrid acoge desde hoy jueves, 22 de septiembre, la exposición The ninth floor, de la neoyorquina Jessica Dimmock, cuyo fotoperiodismo vivo y moderno ha recibido numerosos premios. La implicación de Dimmock con la sociedad de su tiempo le ha convertido en una de las jóvenes fotógrafas más reconocidas internacionalmente.
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Entre sus múltiples proyectos destaca The ninth floor, reportaje de fotoperiodismo con el que ganó el Premio Inge Morath de Magnum Photos. Jessica Dimmock ofrece una visión de diferentes mundos reales y cotidianos que están cerca de nosotros pero que ignoramos consciente o inconscientemente. Se introduce dentro de estos ambientes llevándonos al extremo pero con una actitud comprometida y respetuosa hacia los protagonistas de sus imágenes.     
En concreto, The ninth floor es un reportaje que retrata el día a día de un grupo de heroinómanos que ocuparon la novena planta de un lujoso bloque de apartamentos en Manhattan. La fotógrafa documentó durante tres años la vida de este grupo de 20 jóvenes adictos. La novena planta de este elegante edificio de la 5ª Avenida se convirtió en un nido de drogas, caos y desesperación.
Larga espera
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En este reportaje se aprecia como gradualmente el edificio se va degradando hasta convertirse en un lugar oscuro, desesperado y caótico, al igual que sus ocupantes. Anotaciones en las paredes, humo, empujones, disparos, miedos... Amigos estafándose unos a otros para conseguir su próxima dosis. Jóvenes envejecidos dormidos sobre montones de ropa apilada, sin electricidad, con los baños inutilizables, la cocina llena de basura… todo lo que tuviera valor había sido vendido, pero dentro de este caos en algunos momentos todavía queda lugar para las emociones y resquicios de amor.
Esta exposición documenta el viaje a la "locura yonki" de estos jóvenes, cómo fue su desalojo, así como su trayectoria posterior: algunos lucharon por "limpiarse", otros se enfrentaron a la cárcel y la enfermedad, algunos se hundieron más en la adicción, otros llegaron a formar una familia y luchan por salir adelante.
Las fotografías de Dimmock son impactantes y no están preparadas. Ella simplemente espera, pero esa espera es larga y complicada puesto que prácticamente convive con las personas que retrata. Un reportaje de supervivencia y destrucción en el que la fotógrafa se ha sumergido durante tres años para mostrarnos uno de los lados más oscuros de la vida, con sus muchas sombras y pequeñas pero esperanzadas luces. 

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